Ingredientes
- 1 kg de alcachofas
- Aceite en abundancia
- 3 hojas de laurel
- Sal
Elaboración
Son muy fáciles de hacer, pero eso sí, hay que tener paciencia, requieren un buen rato de elaboración y tardarás unas horas en poder comerlas.
Una vez limpias las alcachofas, las ponemos en una olla sumergidas en aceite de oliva virgen junto con el laurel y una pizca de sal. Calentamos hasta alcanzar los 65 °C aproximadamente (mejor medir con termómetro de cocina).
Tenemos que tener las alcachofas en esa temperatura durante tres horas aproximadamente. Lo ideal es que el aceite esté caliente sin llegar nunca a hervir: esto es muy importante. Hay que poner el fuego al mínimo.
Podemos aumentar la temperatura un poquito para reducir el tiempo de confitado a dos horas, pero yo te recomiendo que esperes con el fuego al mínimo. Luego solo tienes que retirarlas con cuidado (están muy tiernas) y dejarlas escurrir en un colador para que suelten buena parte del aceite. Las puedes guardar 1 semana en la nevera y disfrutarlas poco a poco, son un manjar.
El aceite que gastes para confitarlas puedes reutilizarlo hasta cuatro veces más, siempre y cuando no pase de los 80oC.

¿Sabías que…?
Además de ser una delicia, las alcachofas son una de las verduras más saludables y repletas de nutrientes. Son bajas en grasas y ricas en fibra, vitaminas (especialmente ácido fólico y vitaminas C y K) y minerales (magnesio, fósforo, potasio y hierro) y contiene una gran cantidad de antioxidantes.
Por todos estos factores, el consumo de alcachofas se ha asociado a una reducción del colesterol LDL (el “malo”), una reducción de la presión arterial en personas con hipertensión, una mejor protección del hígado y producción de bilis, un aumento de la flora bacteriana beneficiosa en los intestinos (y por tanto una mejora de la salud digestiva) y muchos otros efectos positivos.