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[Guía] Una mirada holística a la fibromialgia: estilo de vida y relación mente-cuerpo

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La fibromialgia es una de las enfermedades más comunes de dolor crónico generalizado, fatiga y sensibilidad en los músculos y articulaciones. Desde la medicina convencional hay pocas alternativas capaces de abordarla de forma efectiva, y es aquí donde la mirada holística de terapias como la Auriculoterapia o disciplinas como la Medicina Tradicional China pueden resultar más eficaces, y de hecho lo resultan para millones de personas.

La Medicina de Estilo de Vida, la alimentación basada en plantas, las terapias holísticas como la Auriculoterapia y el abordaje de los factores emocionales y mentales a través del acompañamiento terapéutico son todas modalidades que ayudan a aliviar los síntomas y disminuir la recurrencia de los brotes. Pero lo más importante en la fibromialgia quizá sea entender la relación cuerpo-mente en la experiencia del dolor. Muy a menudo el dolor se manifiesta sin que haya un problema físico relacionado, y esto nos indica que puede haber factores emocionales subyacentes. El acompañamiento terapéutico que vaya a la raíz del problema, junto con las recomendaciones de estilo de vida necesarias para aliviar la inflamación, será lo más efectivo para abordar la fibromialgia de forma holística.

En el artículo vamos a ver qué es la fibromialgia y cómo la aborda la medicina convencional alopática, cuáles son los cambios de estilo de vida más beneficiosos para tratarla (alimentación saludable basada en plantas, meditación, respiración, ejercicio aeróbico…), qué plantas medicinales y suplementos naturales nos pueden ayudar, cómo usar la Auriculoterapia o la acupuntura para reducir el dolor y, lo más esencial, la dimensión emocional, que todo terapeuta holístico debe tener en cuenta.

tratamiento holístico de la fibromialgia

Qué es la fibromialgia

La fibromialgia afecta a millones de personas, aproximadamente del 2% al 4% de la población mundial, y en España la padecen entre 900,000 y 1,600,000 individuos. Cerca del 80% son mujeres. Los síntomas más comunes son fatiga, dolores generalizados, trastornos del sueño, vértigos, menstruaciones dolorosas, ansiedad, depresión y dificultades de concentración y memoria.

Los criterios para el diagnóstico de la fibromialgia han evolucionado desde su primera publicación por el Colegio Americano de Reumatología (ACR) en 1990, y en España no se reconoció como enfermedad hasta 1997, cuatro años después que en la Organización Mundial de la Salud.

En la actualidad, la fibromialgia se considera cada vez más como una enfermedad multifactorial, posiblemente originada por problemas neurológicos que afectan al sistema nervioso central y al sistema inmunitario. Se han observado alteraciones neurobiológicas en el sistema nervioso, incluyendo niveles bajos de serotonina, una hormona relacionada con el sueño, la percepción del dolor, los dolores de cabeza y los cambios de humor.

En la medicina convencional, la fibromialgia se considera una enfermedad crónica incurable y generalmente se trata con analgésicos, antiinflamatorios, relajantes musculares y antidepresivos. Aunque la causa exacta sigue siendo desconocida, las investigaciones sugieren que podría estar relacionada con una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida.

Cambios en el estilo de vida para la fibromialgia

La nueva corriente de la Medicina del Estilo de Vida enfatiza el cambio de hábitos y el equilibrio energético del cuerpo para que este pueda enfrentar la enfermedad usando sus propios recursos. Incrementar la actividad física y fortalecer el cuerpo, adoptar una dieta basada en alimentos vegetales integrales y practicar la meditación y otras técnicas de relajación y manejo emocional son algunas de las recomendaciones fundamentales para fortalecer nuestro organismo frente a la fibromialgia.

Iniciar cambios en el estilo de vida no siempre es sencillo. No obstante, los beneficios que podemos obtener son muy importantes, especialmente si mantenemos una constancia.

cambios en el estilo de vida para el dolor crónico

Ejercicio físico para el tratamiento del dolor

La actividad física moderada, especialmente aeróbica, mejora la resistencia muscular y la flexibilidad, disminuye la sensación de dolor y fatiga y eleva el ánimo en general. Una baja condición física está directamente relacionada con la gravedad de los síntomas de la fibromialgia.

Puede que creamos que hacer ejercicio empeorará la sensación de dolor y fatiga, pero si comenzamos gradualmente, respetando nuestros límites físicos, y aumentamos progresivamente la duración y la intensidad, nos sorprenderán positivamente los resultados.

Las recomendaciones son empezar paso a paso, comenzando con unos pocos minutos diarios de ejercicios aeróbicos de intensidad baja, hasta alcanzar entre 30 y 60 minutos de actividad moderada. Además, incluiremos ejercicios de fortalecimiento muscular, realizando una o tres series de 8-11 ejercicios con 8-10 repeticiones utilizando una carga de 3 kg o el 45% del máximo que podamos levantar. Es recomendable que esta rutina esté prescrita y supervisada por un profesional que pueda adaptarla a nuestras necesidades individuales.

Existen disciplinas como el taichi, el chikung o el yoga que, gracias a sus movimientos precisos, lentos y circulares, actúan sobre los meridianos energéticos. Esto puede beneficiar a los pacientes con fibromialgia, reduciendo el dolor, mejorando el sueño y el estado de ánimo. Un estudio llevado a cabo en 2010 por el equipo del doctor Chenchen Wang en la Universidad Tufts concluyó que practicar taichi durante 12 semanas reducía el dolor y mejoraba el sueño y el estado de ánimo. Otros estudios han demostrado que el chikung, centrado en ejercicios de concentración y respiración, también alivia los síntomas.

Meditación: más capacidad para tolerar el dolor

La meditación es una técnica holística que abarca tanto la mente como el cuerpo, ofreciendo una variedad de enfoques y métodos que se centran principalmente en el silencio y la atención plena en el momento presente. Como herramienta terapéutica, la meditación presenta un potencial inmenso, ya que se ha asociado con mejoras positivas en diversos trastornos físicos y mentales, incluyendo la fibromialgia.

La meditación puede ayudar a mejorar el estado de ánimo, reducir la ansiedad y fomentar una mayor sensación de bienestar emocional. Al practicarla regularmente, disminuye la respuesta del cuerpo al estrés, lo que puede ayudar a reducir los síntomas de la fibromialgia. Además, la meditación antes de acostarse ayuda a calmar la mente, reducir la ansiedad y promover un estado de relajación que favorece un mejor descanso nocturno.

La práctica meditativa aumenta la conciencia corporal y la capacidad de sentirse cómodo en el momento presente. Al enfocar la atención en la respiración o en una imagen mental durante la meditación, se puede desarrollar una mayor capacidad para tolerar el dolor. También puede disminuir el miedo al dolor futuro y, con la práctica, ayudar a transformar la sensación de dolor y hacerla más llevadera.

ejercicio físico aeróbico para la fibromialgia

Respiración para aliviar la ansiedad

Los ejercicios de respiración son beneficiosos para las personas que padecen fibromialgia, ya que ayudan a reducir el estrés, promueven la relajación y alivian la sensación de dolor.

Un ejercicio de respiración especialmente útil es la respiración diafragmática. Esta técnica se centra en llenar de aire el abdomen en lugar de los pulmones. Para relajarnos aún más, la exhalación debe ser el doble de larga que la inhalación.

Para llevarlo a cabo, siéntate o acuéstate en una posición cómoda. Coloca una mano sobre tu abdomen y la otra sobre tu pecho. Inspira lentamente y profundamente por la nariz, sintiendo cómo tu abdomen se expande y se eleva mientras inhalas. Luego, exhala suavemente por la boca, sintiendo cómo tu abdomen se contrae. Concéntrate en inspirar profundamente desde tu diafragma en lugar de hacerlo superficialmente desde el pecho.

Podemos realizar este ejercicio varias veces al día, especialmente cuando sintamos estrés, ansiedad o dolor. Siempre es aconsejable ajustar los ejercicios a nuestras necesidades y consultar con un terapeuta especializado para obtener recomendaciones personalizadas.

Puedes encontrar algunos ejercicios de inspiración y de meditación en mi artículo Ejercicios para el hambre emocional: meditación, inspiración y pausa.

Otras sugerencias de estilo de vida

Existen una serie de sugerencias que pueden contribuir a aliviar los síntomas de la fibromialgia y reducir el dolor crónico.

  • Aplicar calor de manera moderada al menos tres veces al día en las áreas donde experimentemos un dolor persistente o más intenso.
  • Evitar adoptar posturas antinaturales y prestar atención a nuestra postura al sentarnos.
  • Mantener un estilo de vida saludable y alcanzar un peso adecuado.
  • Utilizar calzado que nos resulte cómodo.
  • Priorizar un buen descanso, estableciendo una rutina relajante antes de dormir. La meditación y las técnicas de respiración pueden ser de ayuda en este aspecto.
  • Evitar el consumo de alcohol, tabaco y otros alimentos o sustancias que puedan empeorar nuestros síntomas.
  • No realizar esfuerzos excesivos.
alimentación antiinflamatoria para la fibromialgia

Alimentación antiinflamatoria para la fibromialgia

Una de las claves para mejorar los síntomas de fibromialgia es adoptar una dieta saludable y variada, priorizando alimentos vegetales integrales, que proporcionen los nutrientes esenciales (proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales) necesarios.

  • Aumenta la ingesta de antioxidantes. Los alimentos vegetales contienen en promedio 64 veces más antioxidantes que los de origen animal, por lo tanto, prioriza frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, semillas y frutos secos.
  • Adopta una dieta antiinflamatoria que incluya una mayor proporción de alimentos vegetales integrales y evite los alimentos procesados, las grasas saturadas, las carnes rojas, el azúcar y la cafeína.
  • Elimina las toxinas exógenas como el glutamato monosódico y el aspartamo.
  • Evita las grasas trans: aceites parcialmente hidrogenados, margarina y manteca.
  • Aumenta el consumo de alimentos ricos en omega-3. Aunque ciertos pescados grasos como el salmón o la sardina son fuentes importantes de ácidos grasos omega-3, el pescado no es la opción óptima debido a la acumulación de microplásticos y metales pesados como el mercurio. Las mejores alternativas son las semillas de lino y chía (previamente molidas para una mejor digestión), así como las nueces y semillas de cáñamo. Para saber más, consulta mi artículo sobre el omega-3 en la dieta basada en plantas.
  • Incrementa la ingesta de calcio. Es preferible optar por alimentos de origen vegetal, que además de ser antiinflamatorios y antioxidantes, son excelentes fuentes de calcio. Entre las mejores opciones se encuentran las verduras de hoja verde (espinaca, col kale, brócoli, etc.), las legumbres (garbanzos, lentejas, alubias, habas), las almendras, el tofu y las semillas de sésamo (preferiblemente molidas o en forma de tahini para una mejor absorción del calcio).

Los cambios en la dieta pueden reducir la sensibilidad al dolor, ya que este se desencadena como respuesta a la inflamación. Durante esta respuesta, se activan los receptores del dolor y se genera una inflamación crónica que puede dar lugar a dolor crónico debido a una hipersensibilización prolongada. Por lo tanto, es crucial identificar qué alimentos causan inflamación en el cuerpo y comenzar a consumir alimentos con propiedades antiinflamatorias.

Los componentes de los alimentos y productos animales procesados, como las grasas saturadas, las grasas trans y el colesterol, son proinflamatorios, mientras que los alimentos vegetales integrales, ricos en fibra y fitonutrientes, tienen propiedades antiinflamatorias.

El consumo de fibra vegetal de vegetales integrales es esencial no solo para reducir el riesgo de dolor abdominal, sino también para disminuir el dolor muscular y articular. Los ácidos grasos de cadena corta producidos por las bacterias intestinales son antiinflamatorios. Tener una abundancia de estas bacterias en el colon, alimentadas por la fibra, equivale a tener una fábrica de compuestos antiinflamatorios.

Varios estudios indican que una dieta estrictamente vegetal, con abundancia de frutas y verduras frescas, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas, puede reducir los niveles de proteína C-reactiva hasta un 33% en solo 3 semanas, lo cual es un indicador sanguíneo de inflamación general. Otros estudios muestran una disminución del dolor osteomuscular de 1 punto en una escala del 1 al 10, especialmente cuando se experimenta dolor con una dieta rica en proteínas y grasas animales, y esta reducción disminuye a 3 puntos con una dieta vegetal.

Si estás interesado en aprender más sobre la dieta basada en plantas y cómo obtener todos los nutrientes necesarios, maximizando su poder antioxidante, te invito a explorar mi curso online de Alimentación Saludable Basada en Plantas, que te guiará en la transición hacia una dieta mayoritariamente o completamente vegetal, brindándote toda la información necesaria, numerosas recetas deliciosas y diversos menús para facilitar el proceso.

suplementos naturales para la fibromialgia

Suplementos naturales para la fibromialgia

Algunos suplementos naturales han demostrado ser efectivos en el manejo del dolor crónico asociado con la fibromialgia, especialmente los ácidos grasos omega-3, la vitamina D y el magnesio.

Ácidos grasos omega-3. Si consumimos omega-3 a través de suplementos, la opción más recomendable son los suplementos derivados de microalgas. No solo son mucho más respetuosos con el medio ambiente que los obtenidos del aceite de pescado, sino que también eliminan por completo el riesgo de exposición a metales pesados y otros contaminantes.

El consumo de omega-3 puede tener un impacto positivo en el dolor leve y, además, puede tener un efecto modulador que ayuda en el tratamiento de la depresión. La suplementación con omega-3 también contribuye a equilibrar el predominio de ácidos grasos omega-6 proinflamatorios.

La dosis recomendada de EPA y DHA en un suplemento de microalgas generalmente oscila entre 500-1000 mg al día. Estas cantidades varían según las necesidades individuales, por lo que es aconsejable que consultes con un médico antes de comenzar el tratamiento.

Precauciones: los ácidos grasos omega-3 inhiben la función plaquetaria y deben suspenderse dos semanas antes de someterse a procedimientos quirúrgicos electivos. Se debe utilizar con precaución en personas que estén recibiendo terapia anticoagulante.

Vitamina D. Los niveles bajos de vitamina D pueden estar relacionados con el dolor generalizado. Algunas personas con fibromialgia tienen riesgo de deficiencia de vitamina D y pueden necesitar complementos para mantener niveles óptimos en sangre (40-100 ng/ml) durante todo el año. Como regla general, 1000 unidades de vitamina D aumentarán los niveles séricos de 25-(OH) vitamina D en adultos aproximadamente en 10 ng/ml.

Los suplementos orales de colecalciferol (vitamina D3) en forma de cápsulas o líquidos se pueden tomar para alcanzar un nivel de 25-(OH) vitamina D durante todo el año de 40-100 ng/ml. Los niveles de vitamina D pueden ser más altos en los pacientes durante el verano si tienen suficiente exposición solar en la piel, por lo que la dosis puede requerir ajustes o suspensión.

Precauciones: la vitamina D no debe ser utilizada en personas con hiperparatiroidismo o enfermedad granulomatosa, como la sarcoidosis, debido al mayor riesgo de hipercalcemia.

Para obtener más información sobre la vitamina D, puedes leer mi artículo especializado.

Magnesio. El magnesio puede ser beneficioso para algunos pacientes con fibromialgia debido a sus propiedades relajantes musculares. Es importante asegurarse de obtener suficiente magnesio a través de la dieta, ya que este mineral es esencial para el equilibrio del sistema nervioso y la función muscular adecuada. Se encuentra en frutos secos, cereales integrales, legumbres, así como en verduras y frutas en general.

En forma de suplemento, una dosis óptima suele situarse entre los 300-600 mg diarios.

Precauciones: en dosis muy elevadas, el magnesio puede causar calambres abdominales y aumentar la frecuencia de las deposiciones, lo que puede ayudar a los pacientes a reconocer cuándo están consumiendo demasiado.

terapias energéticas - auriculoterapia y acupuntura - para el dolor crónico

Auriculoterapia y acupuntura para la fibromialgia

La auriculoterapia y la acupuntura son dos de las terapias energéticas y holísticas más estudiadas en ensayos clínicos, ya que se emplean para muchos trastornos y circunstancias diferentes, como son el estrés, insomnio, alivio del dolor, diabetes, pérdida de peso, adicciones, etc. Se ha encontrado suficiente evidencia científica para considerar que resultan eficaces en muchos casos.

Estas disciplinas ayudan a equilibrar todos los sistemas del cuerpo humano. Con ellas se puede tratar el dolor físico, además de diferentes afecciones y estados emocionales.

Mediante la Auriculoterapia se estimulan algunos de los 110 puntos del pabellón auricular, cada uno de los cuales es el reflejo de un órgano o parte del cuerpo. La estimulación de los puntos reflejos se realiza mediante masajes, agujas, corrientes eléctricas, rayos láser, etc. La Auriculoterapia resulta mucho más fácil de aprender y segura que la acupuntura, por lo que en nuestras formaciones preferimos esta modalidad para estimular el cuerpo energético.

Algunos puntos habituales en el tratamiento de la fibromialgia con Auriculoterapia son: el punto Shenmen (un punto general para el estrés, el dolor y el equilibrio emocional), los puntos de la columna vertebral (para el tratamiento de problemas musculoesqueléticos, como el dolor de espalda) y el punto de la glándula pituitaria (para aliviar el dolor crónico). Otros puntos específicos para el dolor son el punto occipucio, el tálamo, el ápice de la oreja y cualquier punto local donde la persona experimente dolor habitualmente.

Plantas medicinales que ayudan con la fibromialgia

Las plantas medicinales son nuestras grandes aliadas a la hora de prevenir y curar todo tipo de dolencias. Han estado con nosotros desde el principio de los tiempos, mucho antes de la química moderna, y todavía en muchos casos son superiores a muchos fármacos de la actualidad, con muchos menos efectos secundarios.

Según los estudios del uso de plantas medicinales con la fibromialgia, sabemos de la utilización de algunas plantas para aliviar los síntomas y reducir la recurrencia de los brotes. Estas plantas, tomadas con regularidad, reducen la inflamación y estimulan el sistema inmunitario y endocrino. Son la cúrcuma, el jengibre, la Boswellia, el hipérico, el ginseng y la valeriana.

Cúrcuma (Curcuma longa) y jengibre (Zingiber officinale). Utilizar la cúrcuma y el jengibre en la cocina puede servir como un medio antiinflamatorio y modulador del dolor. La cúrcuma destaca por su capacidad para combatir el daño oxidativo; su combinación con la soja, por ejemplo, ha demostrado duplicar sus efectos antiinflamatorios en casos de osteoartritis. El jengibre, consumido como infusión antes de las comidas, facilita la digestión incluso en personas con estómagos sensibles.

Precauciones: Debido a sus propiedades inhibidoras de las plaquetas, tanto la cúrcuma como el jengibre deben utilizarse con precaución en personas bajo terapia anticoagulante y suspenderse dos semanas antes de cualquier procedimiento quirúrgico electivo. Ambos pueden contraer la vesícula biliar y podrían resultar problemáticos para pacientes con cálculos biliares. El consumo de jengibre puede reducir los niveles de glucosa en sangre.

cúrcuma para la fibromialgia

Boswellia (Boswellia serrata). La Boswellia, también conocida como incienso indio, es una hierba ayurvédica extraída del árbol Boswellia serrata, originario de la India y Oriente Medio. Destaca por sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Diversas investigaciones han confirmado sus beneficios en el tratamiento de diversas dolencias, incluida la reducción de la inflamación, la mejora de la movilidad y la circulación sanguínea, así como la aceleración de la cicatrización de heridas.

Precauciones: Existe la posibilidad de que la Boswellia inhiba las plaquetas y aumente el riesgo de sangrado, por lo que se recomienda suspender su consumo dos semanas antes de someterse a una intervención quirúrgica.

Hierba de San Juan (Hypericum perforatum). La hierba de San Juan, también conocida como hipérico, es una planta perenne con muchas ramas y flores de color amarillo brillante, que crece silvestre en diversas regiones del mundo. Se utiliza para mejorar el estado de ánimo, aliviar la ansiedad, reducir la inflamación, facilitar la digestión y promover un sueño reparador.

Precauciones: Se debe consultar a un médico antes de su consumo, especialmente si se están tomando otros medicamentos, ya que podría reducir los niveles séricos en combinación con ciertos fármacos. Además, el hipérico puede aumentar la sensibilidad de la piel a la luz solar, aumentando el riesgo de quemaduras solares y manchas en la piel.

Ginseng (Panax ginseng). El ginseng, derivado del género Panax, cuyo nombre en griego significa “lo que cura todo”, es una planta estimulante que ayuda a combatir el estrés y la fatiga, y se utiliza para contrarrestar la ansiedad.

Precauciones: No se recomienda su uso en caso de insomnio, y un consumo excesivo puede llevar a la hipertensión.

Valeriana (Valeriana officinalis). La valeriana, originaria de Europa y algunas partes de Asia, es una planta común en bosques húmedos y cerca de cursos de agua. Tradicionalmente se ha utilizado como sedante y relajante natural, especialmente en casos de problemas de sueño o sensación de falta de descanso.

Precauciones: Personas con enfermedades hepáticas deben evitar el consumo de valeriana, ya que puede causar somnolencia. Se recomienda no conducir ni realizar actividades peligrosas después de su ingesta.

acompañamiento terapéutico para la fibromialgia

Una mirada holística a la fibromialgia: acompañando con nutrición emocional

A menudo el dolor crónico es producido total o parcialmente por factores emocionales. Esto no significa que la enfermedad no exista, muy al contrario: enfermedades como la fibromialgia y otras relacionadas con el dolor crónico o con trastornos de la flora intestinal (intestino irritable, enfermedad de Crohn…) son el resultado de un desequilibrio muy real entre el cuerpo y la mente.

Cuando sentimos un dolor físico como el que produce la fibromialgia, solemos pensar que la causa es física, estructural. Sin embargo, cada vez más investigaciones están demostrando que la relación no es tan directa. Resulta que la mayor parte del dolor crónico, y muchos otros problemas de salud, tienen poco que ver con tejidos dañados o infecciones no tratadas. Los síntomas los mantienen complejas interacciones mente-cuerpo.

Estamos empezando a ver, por ejemplo, que los historiales de abuso sexual o físico en la infancia son factores de riesgo significativos para el dolor crónico de espalda, y que la insatisfacción laboral es un predictor mucho más fuerte que tener un trabajo que requiera levantar cosas pesadas, pasar mucho tiempo sentado u otras tensiones físicas. Hemos visto que los placebos resultan ser tratamientos efectivos para innumerables síndromes de dolor y trastornos relacionados; y para algunas dolencias, como el síndrome de intestino irritable, pueden funcionar incluso cuando las personas saben que están tomando un placebo.

Cuando estamos ansiosos, se produce en nuestro sistema un estado crónico de activación de lucha o huida. Este estado de estrés altera la función normal de nuestros órganos. La ansiedad puede hacer que el estómago produzca demasiado ácido y nos provoque acidez estomacal, o que nuestros intestinos se desregulen, conduciendo al síndrome de intestino irritable, o que nuestros músculos se contraigan, resultando en dolor crónico de espalda.

Respecto a la fibromialgia, hay ciertas pistas que nos pueden indicar que la mente está detrás del dolor. Por ejemplo, un dolor que aparece y desaparece, que cambia de ubicación o que se desencadena por actividades o estímulos inocuos, como luces, sonidos, cambios en el clima y ciertos alimentos. El dolor que es generalizado o se extiende con el tiempo en un patrón que no es típico de enfermedades conocidas, como todo un brazo o pierna, o solo un lado del cuerpo, también es probable que sea inducido psicológicamente.

Si existen otros trastornos mente-cuerpo, como ansiedad, depresión, trastornos alimenticios, fatiga crónica y otros síndromes relacionados con el dolor, la probabilidad de que el dolor sea psicofisiológico aumenta. Finalmente, si hay antecedentes de eventos adversos en la infancia o si podemos rastrear el inicio de los síntomas hasta eventos estresores significativos, es aún más probable que la mente esté desempeñando un papel importante.

A través de un acompañamiento del proceso personal en el que se investiguen las causas profundas relacionadas con los cuerpos mental, emocional y energético, podemos abordar la fibromialgia de forma mucho más efectiva que si nos limitamos a tratar el cuerpo físico.

Aquí no hay pautas concretas, pues cada una de nosotras somos únicas y así lo son también nuestras enfermedades. El tratamiento de la fibromialgia desde la perspectiva holística pasa por observar qué heridas emocionales están relacionadas con el dolor crónico y aliviarlas, llegando a la raíz del problema. Acompañaremos este tratamiento psicológico y energético con las recomendaciones de estilo de vida y de plantas medicinales que hemos visto anteriormente, pero lo principal será encontrar el origen del problema.

fibromialgia y la relación mente-cuerpo

Conclusión

La fibromialgia es una enfermedad que afecta a millones de personas, especialmente mujeres. Debido a que sus causas son a menudo desconocidas y no se encuentra una relación directa entre problemas físicos y la sensación de dolor, se tiende a creer que no existe.

Pero la sensación de dolor existe, en muchos casos de forma abrumadora, y eso es suficiente como para entender la fibromialgia como un síndrome real.

Lo “real” no es únicamente lo “físico”. Nuestra comprensión del funcionamiento del cuerpo físico y su relación con los otros cuerpos (mental, emocional, energético, espiritual…) es todavía muy limitada. Por eso tendemos a descartar muchos trastornos complejos como la fibromialgia, en los que el cuerpo emocional y mental juegan un papel crucial.

Aquí es donde las terapias holísticas y energéticas nos pueden ayudar más, ya que abordan al ser humano como un todo, trabajando simultáneamente sobre el cuerpo físico y los demás cuerpos, buscando la integración de factores emocionales en la sombra. Solo así podemos ir más allá del alivio de los síntomas, tratando la causa subyacente.

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