Guía del verano tardío: alimentación, hábitos y Medicina Tradicional China

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El verano tardío es una época de transición entre la energía ascendente de la primavera y verano y descendente del otoño e invierno. Esta quinta estación de la Medicina Tradicional China y el taoísmo tiene por elemento la Tierra, los órganos del Estómago y el Bazo y la emoción de la preocupación o duda.

La Medicina Tradicional China reconoce cinco estaciones distintas: invierno, primavera, verano, verano tardío y otoño. El cambio de una temporada a la siguiente es un momento para reducir la velocidad, reflexionar sobre cómo el cambio de temporada afecta nuestra vida diaria y fluir con los ritmos de la naturaleza.

El verano tardío es el estadio de transición entre las dos polaridades básicas del universo, yin y yang. En él vemos el comienzo del movimiento del yang (primavera-verano) al yin (otoño-invierno), una fase liminal entre el crecimiento expansivo del verano y el movimiento hacia adentro del otoño.

En esta fase central, más breve que las otras pero no por ello menos intensa, la invitación que nos hace la naturaleza es a recoger lo último de la abundante cosecha del verano, de la energía expansiva del yang, para prepararnos para el descenso hacia la fase más introspectiva que llega con los siguientes meses.

En esta guía sobre el verano tardío veremos la influencia que tiene esta estación en nuestro cuerpo físico y emocional, descubriremos cuáles son los alimentos que más nos favorecen y qué hábitos saludables nos puede convenir incorporar a nuestra vida y, por último, realizaremos la autoevaluación de la alimentación, para saber si nos estamos nutriendo adecuadamente.

verano tardío

El verano tardío según la Medicina Tradicional China

El verano tardío comienza alrededor de la tercera semana de agosto y se extiende hasta el equinoccio de otoño (22-23 de septiembre en el hemisferio norte; 21 de marzo en el hemisferio sur). Esta época del año se diferencia de las otras en que resulta una época de transición, un remanso de quietud entre las energías ascendente y descendente.

En agosto, la naturaleza está experimentando su último crecimiento antes de la cosecha. La energía de esta temporada corresponde al elemento nutritivo de la Tierra, que representa el alimento, tanto físico como emocional.

En el ciclo de los cinco elementos, la Tierra es el centro. Representa la estabilidad, el eje alrededor del cual gira el resto de nuestra fisiología.

La Tierra nos provee el alimento, nos da soporte, sustento y estabilidad. Es la estructura que sostiene la energía. La Tierra nos conecta con nosotros mismos. Es considerada “la madre” porque produce, transforma y luego entrega sus frutos generosamente para nutrir.

El elemento Tierra también simboliza nuestra necesidad de estar conectados a tierra y de establecer firmemente nuestras raíces en una base sólida. En el hogar, la familia, comunidad y entorno laboral necesitamos estabilidad que nos aporte armonía y fortaleza.

Sin embargo, el mundo exterior es cambiante y a menudo atravesamos etapas de inestabilidad y caos. Para hacer frente a la inestabilidad exterior, lo que necesitamos es cultivar una estabilidad interna sólida y flexible.

Los taoístas enseñan que debemos ser como el bambú que puede doblarse ante cualquier viento pero que siempre permanecerá firmemente enraizado.

Para enraizarnos nos ayudarán nuestras rutinas diarias y prácticas como el ejercicio físico, la meditación o la respiración consciente. También debemos asegurarnos de nutrirnos a nivel emocional y mental de “alimentos” que nos llenen (libros, podcasts, documentales, programas edificantes, buenas conversaciones…), evitando un exceso de noticias negativas y catastróficas.

Llevar una buena alimentación es indispensable, y a nivel emocional es una buena época para cultivar rutinas que resulten sencillas, rituales de nutrición emocional como un diario de gratitud o una lista de detalles amorosos. El movimiento se vuelve más pausado y nos pide actividades como el yoga o pasear, especialmente por la naturaleza.

elemento Tierra en medicina tradicional china

El verano tardío también está relacionado con los órganos del Estómago y el Bazo. Desde hace miles de años sabían de la vital importancia de la salud digestiva para la salud global del individuo.

El Estómago y el Bazo son, para la Medicina Tradicional China, la fuente principal de sangre y energía de todo el organismo: es por ello que si la función de estos órganos es deficiente, nos sentiremos débiles, cansados, con poca vitalidad y energía.

El Estómago fragmenta, tamiza y macera los sólidos y los líquidos absorbidos para que posteriormente el Bazo pueda ejercer su función de transformación y transporte. El Estómago manda el alimento transformado hacia el Intestino Delgado; si esta función no es correcta, el Qi no puede bajar y aparecen a nivel físico náuseas, vómitos, hipo, eructos y diversas patologías del estómago.

El Bazo extrae la energía a partir de los alimentos y líquidos que penetran en el Estómago, y la trasporta o difunde a otras partes del organismo. El Bazo produce, controla y dirige la sangre. Gracias a la función de ambos órganos, las bebidas que ingerimos se convierten en fluidos corporales. Las fluctuaciones del nivel de glucosa (picos glucémicos) en sangre producen desequilibrios y sobrecarga del Bazo/Páncreas (segrega insulina).

La función del Estómago y el Bazo es transformar los alimentos, los pensamientos y las emociones para ser asimilados y utilizados por el organismo.

Los procesos de digestión de alimentos y de “digestión” (asimilación) de información están muy relacionados y llevan a generar preocupación y duda.

Así mismo la compasión, la perspicacia y la comprensión de saber hacer lo propio en cada momento, de actuar con decisión, están ligadas a los órganos del elemento Tierra.

Existe una relación muy estrecha entre comer y pensar. Cuando comemos en exceso nuestra mente es torpe, más lenta.

verano tardío - cereales integrales

Las personas con desequilibrio en el elemento Tierra suelen tener pensamientos obsesivos y poca memoria. Un exceso de trabajo mental o preocupaciones pueden llevar a una deficiencia de energía de Estómago y Bazo. Si hacemos un esfuerzo intelectual intenso tendremos apetencia por el dulce y todo tipo de productos hechos a base de harinas refinadas.

Cuando una persona es exageradamente reflexiva, se obstina en pensamientos e ideas preocupantes, a menudo se atormenta con los detalles y se queda atrapada en un pensamiento circular que no le permite pasar a la acción. Atrapada en sus ideas y dudas, recurre con frecuencia al azúcar para desencadenar en su organismo las reacciones necesarias para distraerse de sus preocupaciones.

Si sentimos que este puede ser nuestro caso, además de reforzar nuestras comidas con alimentos ricos en vitamina B (cereales integrales, legumbres, verduras de hoja verde…) y ácidos grasos omega-3 (semillas de lino y chía, nueces…), es fundamental hacer frente a las emociones y salir de esta espiral.

Para ello, identificaremos las preocupaciones que nos están afectando y buscaremos apoyos, tanto internos como externos, y estrategias para afrontar la situación. Tendremos que actuar, tomar decisiones y llevar a cabo las acciones necesarias para “ocuparnos” en lugar de “preocuparnos”.

A nivel energético, nos pueden ayudar terapias como la acupuntura o la Auriculoterapia o disciplinas como el chi kung, junto con cualquier otra modalidad de terapia holística que movilice la energía estancada. A nivel mental-emocional, un acompañamiento terapéutico puede resultar clave para que descubramos los recursos internos y externos de los que disponemos para hacer frente a la situación que nos genera preocupación y ansiedad.

Alimentos del verano tardío según la Medicina Tradicional China

El elemento Tierra se equilibra con los alimentos de energía más recogida y templada, propios del verano tardío. El sabor que más nos beneficia es el dulce, pero aquel que es propio de los alimentos integrales, como los cereales o la calabaza, en lugar del azúcar refinado.

En el verano tardío el clima es aún cálido, pero no se recomienda consumir en exceso comidas frías (crudos, ensaladas), ya que el estómago realiza mejor su función con las comidas calientes. La moderación y el equilibrio son esenciales.

Los alimentos del verano tardío:

  • cereales (integrales): mijo, maíz, arroz, cebada, trigo sarraceno, espelta
  • semillas oleaginosas
  • vegetales (en especial amarillos-naranjas y redondos): calabaza, patata, zanahoria, boniato, col
  • legumbres: garbanzos, judías blancas, soja amarilla
  • algas
  • frutas de temporada: melocotón, sandía, bayas, ciruela, manzana, granada, membrillo, caqui o persimón, dátiles
  • cocciones: más largas y a fuego medio, vapor, guisados, hervidos, estofados
  • reducir los alimentos de energía fría y los crudos

Si consumimos alimentos de origen animal:

  • podemos introducir pescado y huevos, aunque de forma más moderada que en las estaciones frías
  • limitaremos los lácteos (y a ser posible magros); en exceso pueden producir flema
  • carnes magras con moderación: pollo, ternera, pavo (a ser posible ecológicas)
alimentación en la quinta estación mtc verano tardío

El elemento Tierra del verano tardío se estimula con el color amarillo (calabaza, boniato, zanahoria…) y el sabor dulce suave del azúcar, la miel, el arroz, el trigo, las cebollas, las calabazas, zanahorias, las frutas dulces, etc. Es el sabor más satisfactorio, y está asociado a los alimentos más nutritivos.

El sabor dulce es sedante, alivia la sed y calma el humor excitado e inquieto. En exceso produce frío y pesadez; embota la mente y la vuelve torpe y somnolienta, produce mucosidades y conduce al sobrepeso y a la congestión. Es necesario llevar un equilibrio, pues un exceso de alimentos dulces, especialmente si el dulce procede de azúcares refinados, puede tener un impacto negativo en nuestra salud y niveles de energía.

El sabor dulce existe tanto en alimentos “vacíos” como el azúcar y los refinados (pasta blanca, harina blanca, arroz blanco y todos los preparados de repostería que se realizan con estos) hasta los alimentos completos e integrales como la calabaza, los cereales integrales, las frutas, las raíces y las legumbres.

El dulce es abundante porque es el alimento básico del cuerpo: los hidratos de carbono son el combustible que nos da energía. Este es el motivo por el que cuando estamos cansados física o mentalmente prefiramos el sabor dulce.

Siempre que sea posible es recomendable ingerir alimentos integrales en lugar de refinados, ya que los refinados causan un elevado pico glucémico y nos aportan pocos nutrientes (al convertir harina de trigo integral en refinada, se eliminan al menos 25 nutrientes, y 5 de estos se añaden posteriormente para “enriquecerla”; también se pierden una gran cantidad de fitonutrientes).

En las últimas décadas hemos asociado la necesidad de dulce con el consumo de alimentos refinados (bollería, chocolate, pan blanco, zumos…); sin embargo, esta señal que produce nuestro cuerpo se puede satisfacer mucho mejor con alimentos que nos provean de carbohidratos complejos, cuya absorción es más lenta, nos proporcionan energía durante más tiempo y sin el bajón anímico y físico que va parejo con la ingesta de los carbohidratos simples.

Al fin y al cabo, la alimentación a base de alimentos enteros es la que hemos llevado hasta hace relativamente poco tiempo y para la que está preparado nuestro cuerpo.

Un alimento completo como una manzana tarda mucho más en descomponerse, proporciona más nutrientes, vitaminas, minerales y está repleto de fibra, lo que ayuda a estabilizar el azúcar en sangre. Un zumo de manzana, por otra parte, no contiene fibra y desencadena una respuesta de insulina, así que tomaremos los zumos con precaución (o mejor, los sustituiremos por la fruta completa o un licuado).

alimentos de temporada en el verano tardío

Hábitos saludables para el verano tardío

En cualquier estación lo mejor es que nos anticipemos y empecemos a adaptarnos a la variación de los ritmos naturales de la tierra. En el verano tardío nos encontramos en una transición entre los meses más enérgicos y los más contemplativos: así nos sentiremos también nosotros.

Para algunas personas la transición de una temporada a otra puede resultar muy incómoda. Algunas enferman fácilmente en cada cambio de temporada, mientras que otras experimentan las emociones más a flor de piel y pueden sentirse ansiosas o inquietas a medida que cambian las estaciones. La facilidad con la que somos capaces de fluir con las transiciones nos da una idea de lo bien que resonamos con el elemento Tierra.

Para mantener una energía de la Tierra sana y equilibrada, es importante cuidar el sistema digestivo. Esta es la temporada para comer con sencillez, evitando demasiados alimentos crudos, fríos, grasos o azucarados. Mantener una rutina diaria constante con horarios regulares de comida, ejercicio y patrones de sueño también nos ayuda a mantener el equilibrio.

Cuando estamos equilibrados, nos sentimos satisfechos y agradecidos por todo lo que tenemos. Cuando nos falta el equilibrio, tenemos problemas para absorber los nutrientes, podemos preocuparnos o inquietarnos obsesivamente o sentirnos desconectados de nuestro cuerpo. Alguien con un desequilibrio en este sistema puede tener problemas con la sensación de que no hay suficiente tiempo, dinero, conocimientos, dinero, bienes materiales…

Lo que sigue es una lista de actividades y hábitos de nutrición emocional, que te servirán especialmente para el verano tardío, aunque muchos de ellos se pueden aplicar durante todo el año:

  • Bebe agua, infusiones templadas y alimentos que la contengan. Esta es todavía una época de calor, por lo que resulta fundamental que nos hidratemos correctamente. Podemos hacer infusiones y dejarlas reposar para que se templen o, mejor aún, infusionar el té o la hierba directamente en agua templada durante un par de horas: preserva mucho mejor las propiedades antioxidantes de la hierba.
  • Cuida tu digestión: procura comer en un ambiente relajado y de bajo estrés, tomándote tu tiempo y masticando cuidadosamente. Cómo comes es igual de importante que los alimentos que ingieres.
  • Haz estiramientos todos los días rotando manos, pies, rodillas y cuello. Esto te dará energía para encarar el día. Al despertar, para empezar con energía, podemos empezar una rutina de ejercicio suave para desentumecernos; y al dormir, para relajarnos y dar por concluido el día. Solo tendremos que rotar cada vez una parte del cuerpo: manos, cadera, rodillas, pies, cabeza… Rotar y mover muy lentamente, como si estuvieras bajo el agua, las distintas partes del cuerpo un par de minutos cada una. Después bebemos un vaso de agua.
  • Intenta hacer ejercicio moderado diariamente. En esta época es especialmente importante que nos lo tomemos con calma. Si no estamos acostumbrados a hacer deporte, empezaremos pequeño y de forma placentera. Poco a poco se asientan los hábitos duraderos.
  • Compra un guante de crin y pásatelo por la piel todas las mañanas. Te ayudará a tonificar y activar tu circulación, aportándote más energía.
  • Baja el ritmo y aumenta el tiempo que pasas contigo mismo. El movimiento del verano tardío es hacia el interior. Poco a poco nos va a apetecer estar más recogidos y menos sociales: está bien. Permitámonos este descanso del trajín del verano.
  • Disfruta del clima un poco más templado y las largas horas de sol. Esta época es ideal para hacer actividades al aire libre como caminar, ir en bici, cuidar del huerto, hacer una ruta… Aprovecha la luminosidad del día antes de la llegada de los meses más oscuros y fríos.
  • Si te apetece dulce, opta por alimentos enteros: postres a base de calabaza, tartas con harina integral, dátiles y frutas de temporada como el melocotón, que en esta época serán muy dulces.
  • Come de forma saludable y con los alimentos que te proporciona el verano tardío: frutos del bosque, zanahorias, melocotón, uvas, granadas, calabazas, ciruelas, calabacines, berenjenas… Lo ideal es que te imprimas una hoja con todos los alimentos que puedes encontrar en cada temporada y lo pegues en tu nevera para tenerlo muy presente cuando vayas a comprar.
cebollas - verano tardío en medicina tradicional china

Autoevaluación de nuestra alimentación

En esta época es especialmente importante cuidar nuestra alimentación, ya que el verano tardío rige los órganos del Estómago y Bazo. La alimentación influye en todo nuestro Ser, no solo en el cuerpo físico, y podemos observar si favorece o no nuestra salud general haciéndonos una serie de preguntas:

  1. Nivel de energía y vitalidad. ¿Sientes motivación y ganas de hacer las cosas o padeces agobio, falta de entusiasmo y poca energía?
  2. Estado físico. ¿Te sientes en buena forma, flexible y fuerte? ¿O, por el contrario, sientes cansancio, baja forma, articulaciones doloridas, dolor de espalda, etc.?
  3. Alimentación, digestiones, salud bucal. Después de comer, ¿aparecen gases, llagas, estreñimiento, hinchazón en el vientre o mal aliento? ¿Te sientes empachado habitualmente?
  4. Piel, cabello, uñas. ¿Tu cabello es sano y fuerte, o se cae a puñados? ¿Tus uñas son de calidad o se resquebrajan con facilidad? ¿La piel está sana e hidratada, o está apagada, presenta eccemas y descamaciones?
  5. Vida sexual. Dejando de lado posibles causas fisiológicas, la falta de libido o el bajo rendimiento sexual puede asociarse al estrés y a una alimentación desequilibrada.
  6. Sueño. ¿Duermes bien, todas las horas que necesitas? ¿Te sientes cansado al despertarte? ¿Te cuesta conciliar el sueño? ¿Te despiertas a mitad noche con regularidad?
  7. Mente, emociones y salud cerebral. Aquí es importante recoger la presencia de altibajos emocionales, irritabilidad, nervios, visión negativa de las cosas, ansiedad, falta de concentración o memoria.
  8. Sistema inmunológico. Aunque la debilidad inmunológica puede deberse a diferentes causas, entre ellas el estrés, en las defensas incide de forma decisiva la alimentación. ¿Te pones enfermo con facilidad? ¿Los resfriados y gripes te duran más de lo normal?

El elemento Tierra del verano tardío nos invita a ir hacia el interior y reflexionar. Originalmente, los filósofos taoístas relacionaron la emoción de la preocupación al elemento Tierra porque la alegría del verano (Fuego) y la abundancia de frutas y verduras daba paso a una época de consolidación. ¿Cómo almacenamos lo recolectado? ¿Habría suficiente para aguantar durante los meses más fríos?

Hoy en día, por suerte, la mayoría de nosotros no tenemos que enfrentarnos a estos pensamientos. Sin embargo, en el verano tardío muchos sentimos aún el regreso a la rutina y la necesidad de recolocarnos en el centro, la Tierra.

Después de unos meses de mucho Fuego, expansión y transformación, es hora de volver a nosotros y revisarnos. Uno de los aspectos en los que nos conviene observarnos es en la alimentación, para poder hacer frente a los meses más fríos con toda nuestra energía y un sistema inmune preparado para cualquier reto.

Así que te invito a que realices esta autoevaluación, que pongas en práctica los hábitos saludables para el verano tardío y que empieces a realizar la transición a una alimentación en la que predominan alimentos de sabor dulce suave y color amarillo-naranja, integrales y ricos en carbohidratos complejos.

final del verano - girasoles - hábitos saludables

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